De la mano de Rusia, Alaska fue transferido a Estados Unidos en 1867 por 7.2 millones de dólares, esta compra marcó el fin de los esfuerzos de Rusia por expandir su comercio a la costa del Pacífico de América del Norte y se convirtió en un paso importante para el país americano como potencia en la región Asia-Pacífico.
Albergue de enormes osos, extensos parques nacionales y glaciares más grandes que las ciudades de la Unión Americana, Alaska es un destino perfecto para visitar a lo largo de todo el año si eres un amante del frío y las aventuras.
Mide casi dos millones de kilómetros cuadrados, el doble de terreno que Texas. A pesar de ser el estado más grande, es el menos poblado de todo el país lo que le permite albergar diversos espacios abiertos, montañas, bosques y gran número de fauna.
Planificar una escapada a este paraíso es necesario saber que está dividida en cinco zonas: Ártico, Interior, Zona Central de Sur, Pasaje Interior y Sudoeste.
Ártico. El extremo norte está colmado de una rica historia y maravillas naturales, desde cuevas de oro hasta el Parque Nacional y Reserva Puertas del Ártico.
Interior. Allí se puede apreciar el monte McKinley, el pico más alto del continente, y vastas extensiones de tundra. Los bosques rebosan vida silvestre y aves, es posible avistar distintos ejemplares de fauna en la carretera que corre junto al Parque Nacional Denali, por donde se trasladan los visitantes hacia y desde Anchorage y Fairbanks.
Zona Central de Sur. Aquí más de la mitad de la población de Alaska, la zona central del sur es un foco de actividades variadas que van desde pesca hasta senderismo y observación de la fauna. También es un portal de naturaleza salvaje con montañas y enormes lagos.
Sudoeste. Los osos pardos deambulan por colinas y llanuras, y más de 240 especies de aves habitan esta región. El terreno comprende un paisaje volcánico en el Parque Nacional Katmai, creado por la erupción del volcán Novarupta en 1912, y las Islas Aleutianas.
Pasaje interior. Ostenta fiordos llenos de vida silvestre y un exuberante paisaje isleño, habitado por águilas calvas, leones marinos, marsopas y ballenas. Sus montañas están cubiertas de majestuosos bosques, también es el hogar de los indígenas Tlingit, Haida y Tsimshian y de legados arquitectónicos de Rusia.
En conjunto, estas zonas ofrecen bellezas inigualables y la mejor temporada para visitar va de mayo hasta septiembre, en esta temporada hay exclusivos descuentos en los hoteles, la luz del día dura 19 horas y el clima es bastante agradable oscilando entre los 15 y 26 grados centígrados. Gracias a las lluvias en junio, se puede admirar la abundante y colorida flora.
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